Cuando algo realmente te duela, deja que tu corazón se abra,
que se raye, que se parta, no lo cubras, no lo tapes, no lo encierres, deja que
el dolor siga su camino, porque cuando dejas que los pinchazos duelan las
cicatrices sanan más rápido. El dolor pasa, y hay que darle su espacio para que
siga su curso. Son más grandes los corazones que se entregan, que se enamoran
con todo su cupo, y que se dejan doler cuando algo los afecta, si amas no lo hagas a medias, porque las medias
solo sirven para evitar ampollas, cuando amas y por alguna razón ese amor se va,
o te afecta o se muere como en el caso de tu madre, hay que dejar que ese dolor
fluya, reconocerlo, entenderlo, aceptarlo y superarlo. Al menos eso es lo que he
intentado hasta ahora, y me ha dado resultado. He intentado dejar que mi dolor
se duela, para que este corazón se entregue a ti, mi amor, mi tesoro mayor, mi
alegría máxima… entonces, si te pasa, si tu corazón te duele por algo, déjalo latir
con calma, que sea consciente, él se recuperará, empezará a caminar de nuevo, a sonreír, dará
un paso a la vez, cada uno igual de importante en la formación de una cicatriz
que estoy seguro hará más fuertes y mejores corazones…
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