
Me di cuenta una noche de lectura,
en que quise dibujarla de colores,
pintar de zanahoria su cintura,
sonrojar sus mejillas de papel,
bailar con la noche azul en sus sentidos,
y Mafalda solo hablaba, del mundo felino de los hombres,
de mi futuro que no sabe de nada,
de mis obras que no sirven a nadie
de mis palabras que pasan como el viento,
de mi mundo que se ahoga entre si mismo.
y de ti cuando quiero dibujarte:
tu solo sabes pintarla con tus versos de locura,
así que descubre su cabello en otra parte,
yo soy blanca y no de arcoíris como ella,
incomparable mi belleza a la de ella,
en un mundo donde su sonrisa alegra,
los tonos grises de la gente muda,
y los llena de colores admirables,
con tintes alegres, humanos e invencibles.
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